lunes, mayo 29, 2006

La fe y la ciencia

Le había visto caminando solo por los pasillos de la facultad, vistiendo negro y alzacuellos, por momentos sospeché que pertenecía a alguna tribu siniestra o gótica, pero con aquella cara no podía ser. La otra tarde entró en el laboratorio de electrónica mostrando el rostro sonriente que tantas veces había visto sentado al fondo de las aulas y que dice algo así como os amo a vosotros como a mi mismo. Se acercó a mí y resultó que nos había tocado hacer las prácticas juntos, seríamos un equipo, diseñaríamos circuitos y jugaríamos con miles de cable y chips; al estrechar su mano confirmé que en realidad era cura: la misma mano sacerdotal que solía estrechar en mi infancia unida al cuerpo de diferentes curas y siempre igual: blanda, rechoncha y húmeda. Se trataba, en efecto, de un joven seminarista. Me llamo J., me dijo. J. santifica las fiestas, honra a su padre y a su madre, cree en Dios sobre todas las cosas y no mata ni roba, y esto me tranquiliza.

La infancia de todos está llena de curas y de Iglesias porque es cuando somos jóvenes y nuestro cráneo y cerebro están aún blandos cuando tratan de alistarnos para su causa utilizando como arma las canciones de catequesis y las parábolas del galileo melenudo, que ellos, muchas veces, predican pero no practican: hoy en día ser católico es una postura similar a ser del Betis. Simplemente eso, una postura.

Así que resulta que tenemos a este joven sacerdote –tiene los ojos claros, verdes en el centro y azul en la periferia de la pupila- que quiere ser científico y que parece un buen tipo. Eso sí es una postura difícil –como el pino puente- y eso me gusta.

Solo espero que en medio de cualquier sesión de laboratorio se nos aparezca el Espíritu Santo convertido en blanca paloma y nos apruebe, a mí aunque sea de bulto, como uno de esos ladrones que crucificaron a la vera de Jesucristo.

11 comentarios:

ALOMA69 dijo...

Hoy en día es, sin duda, una apuesta de lo más original; me gusta pensar que actualmente el que se apunta a la religión es por convicción, antiguamente era en muchos casos una salida profesional más o para hacer feliz a una devota madre, es decir, no te podías fiar mucho.
Lo más incomprensible para mi es lo del celibato, lo veo contra natura.

Saludos, como siempre interesante post!

Anónimo dijo...

Que sea cura y buen tipo es una gran noticia. Supongo que hay muchos así. Ser católico o cura (o las dos cosas) es una elección totalmente respetable. El problema es cuando el líder de una facción ultra de la Iglesia (Llamemosle X) abusa de sus monaguillos desde su más tierna infancia. Supongo que hay malos en todas partes, aunque nos quieran vender lo contrario.

Un abrazo.

ana martinez dijo...

Estoy de acuerdo en que te haya podido parecer un buen tipo, pero no comparto eso de que te tranquilice el hecho de que "...santifica las fiestas, honra a su padre y a su madre y cree en dios sobre todas las cosas (damos por hecho que un buen tipo ni mata ni roba)".
En fin, si para tener confianza en un tío debe tranquilizarte con ese tipo de cosas..., esteeeee, pues que no se yo...

El relato bueno y si aparece la palomita pa ayudarte en las prácticas, mejor que mejor.

Besinos

missangria dijo...

Realmente es una vocación escasa y más en nuestro 1r. mundo. Seguro tiene otra perspectiva de la vida, a mí sin duda en tu misma situación me inquietaría conocer más acerca de él.

Saludos.

lidia dijo...

pues mire, nunca es tarde si la dicha es buena, has visto señales?... pues no la veas. Por cier, mi habitación es de color malacaton y bueno, el blanco siempre viste mas

Batiscafo dijo...

créeme, es más fácil mantenerse en el puente (si me apuras, es más fácil mantenerse haciendo un mortal) q quedarse a mitad de camino entre la ciencia y la fe
me parece una labor propia del autoengaño... pero ahí cada uno...

yo de pequeña hice la comuni´ñon y no sabía NADA DE NADA, el cura me enseñó lo q tenía q decir en caad momento siendo un ejercicio de artificio con todas las letras
un beso

Daniel dijo...

Cuando estudié la carrera de Biología tenia una compañera de clase que era monja, cada mañana venía con su uniforme gris y su toga, tambien tenia cara de buena, estudiaba y aprobaba pero un dia dejo de venir y ya no la vi más.
Alguna vez me he acordado de ella pensando en este tema, creo que se aburrió. Y es que cuando la ciencia no se entiende como herramienta de comprension y descubrimiento de la realidad, sino como una mera coleccion de observaciones, se convierte en filatelia o numismatica. Se pueden compaginar la ciencia y la fe, pero el resultado es insulso.
Tu blog es muy interesante, felicidades.

Anónimo dijo...

Camarero, tengo un cura en mi probeta. Los cierto es que tal y como van las cosas van a tener que fabricar curas por ingeniería genética, algo así como los niños del Brasil, pero en vez de clones de Hitler los harán de Karol Wojtyla

Las Tartitas de Llanetes dijo...

Igual si la iglesia se acerca un poquito a la ciencia se dan cuenta de la saarta de gilipolleces que dice y se desmonta la gran mentira. Y se acaba la feria que tiene liada aquí en Valencia con la visita del **** papa

Txe Peligro dijo...

Hola hola hola. Pues gracias por sus minutos y gracias también por ese odio enconado a la Iglesia, ya saben ustedes que es la ketamina del pueblo. Pero sepan, y esto tal vez lo comente en otro momento y otro lugar, que la religión y la ciencia son compatibles, sobretodo cuando se llega a esos límites oscuros y abstrusos del conocimiento humado.

Dios es amor.
Jesús te salva.

Besos

malaputa dijo...

Afortunadamente el único cura que pobló mi infancia era uno que colgó los hábitos por amor.
Cuando se emborrachaba cantaba en latín canciones de la época que traducía según iba cantando y cuando le decíamos la palabra secreta se convertía e otro ser que nos perseguía por el jardín para hacernos cosquillas.
Era tan bueno que no podía ser cura...