martes, octubre 28, 2008

¿Y qué opina usted del viento?

El viento está muy bien. El siroco, los alisios, el gregal. Lo mejor de todo es que los vientos reciben el nombre de donde vienen, no de donde van. Cómo aquellos pájaros de Borges que volaban hacia atrás (de culo): les interesaba más su procedencia que su destino. Y que no existen, claro. Me interesan, por lo demás, sobre todo los vientos que vuelven majaras a la gente, en ciertas costas, como el Levante en Cádiz –mi segundo hogar- o la Tramontana en Cataluña. Tal vez por culpa del primero mi familia paterna está formada por contrabandistas, suicidas, alcohólicos, esquizofrénicos, navajeros, abuelas ciegas, y gente peligrosa y excéntrica, muertos en general. También me gusta el mar, el bosque y la Vía Láctea en noches muy negras. Los pajarillos. Pero todo eso es mentira, ya ven, un mito, una fantasía. Yo siempre he vivido esperando a que el semáforo se ponga en verde, cruzando la calle con cuidado, esquivando autobuses urbanos, bajando al metro, yendo a garitos chungos y al super, buscando las mejores ofertas o metido en habitaciones oscuras y llenas de humo, con gente y cosas raras. Haciendo los lunes un Crtl + Z. Sin que sirva para nada, claro está. Vivo entre hileras de edificios y avenidas, en el centro de una gran ciudad, extrema y mareante, deliciosa. ¿Por qué luego hablamos el viento? ¿Por qué la metáfora son, luego, las olas del mar?

martes, octubre 07, 2008

Vértigo o contemplación de algo que termina

Tengo vértigo me dijo cuando subimos a la última planta del centro de salud mental o sea del manicomio la acerqué al borde y ella se encendió un cigarro muy nerviosa le temblaba la mano casi no podía acertar con la llama en el extremo del tabaco hace tiempo que no nos vemos ¿sabes? yo antes te quería pero eso era antes hace mucho tiempo me dijo ahora no es que tenga miedo a las alturas no es eso cojones es que el vacío me llama dijo es que cada vez que veo todo ese espacio me dan ganas de tirarme estoy muy mal ¿sabes? me dijo estoy muy loca cada vez que subo aquí fantaseo con estamparme contra el puto asfalto y fantaseo con cuál será la imagen de mi bonito cuerpo abierto y roto mis vísceras rojas esparcidas contra el suelo como una puta muñeca rota ¿sabes? me dijo y yo pensé que en verdad era bonito su cuerpo y que en verdad era una muñeca y yo también fumaba y el humo no temía de mezclarse con el aire frío del crepúsculo haciendo remolinos ella se tapaba la cara con las manos estoy fatal dijo estoy muy mal y empezaba a incomodarme y abajo estaba el aparcamiento los coches de colores ford fiesta negro peugeot 205 blanco y sucio un audi metalizado ¿sabes? dijo mi padre hacía cosas malas tú también me hiciste daño pero menos o el mismo pero diferente ¿sabes? yo siempre leo todos esos libros de Freud dijo cuando me dejan porque a veces no me dejan hacer nada de lo que quiero aquí es todo muy blanco dijo y ¿sabes? y ella seguía diciendo y yo empezaba a marearme y se ponía el sol tiñendo el cielo de morado y naranja infierno y ella no paraba de cogerme del brazo con fuerza casi me hacía daño me clavaba los dedos las uñas era una puta loca pensé ¿sabes? yo ya no sabía quién decía cada cosa si era ella o era yo y veía la punta de mi zapatilla en el borde del precipicio siete plantas de psiquiátrico un edificio nuevo de metal y hormigón pagado por la Comunidad me sentía tan libre y tan liviano el aire fresco mordiendo mi cuello solo faltaba un paso pensé ¿sabes? estaría bien tirarse destruirse contra el suelo ver lo que luego dirían los demás saber qué sacarían los periódicos de pronto parecía tan atractivo el mundo tiraba de mi y la eternidad sólo estaba un paso más allá de las puntas de mis adidas ¿sabes? necesito mis pastillas dijo necesito bajar y tomar mis putas pastillas enredando su pelo entre los dedos como una niña pequeña como una loca me vuelvo dijo ¿sabes? y yo dije a tomar por culo y me balancee suavemente hacia atrás y hacia delante y me tiré más bien me deje caer me dejé atrapar por la atracción del planeta mi cuerpo ingrávido y celeste incapaz de controlar los movimientos de las extremidades como un pelele absurdo en el aire cayendo a 9,81 metros por segundos cada segundo la aceleración de la gravedad el cuerpo hacia la Tierra hasta estamparse contra el suelo perder la respiración verla alejarse ahí arriba asomada la melena colgando mi corazón detenido y no ver mi vida cruzando delante de mis ojos ni a Dios todo era mentira y de repente y así como si nada chof y todo negro.