lunes, marzo 30, 2009

El amor cayó vencido
por la rutina espesa y pegajosa,
caminar cada tarde de Callao
a Embajadores, nosotros solos,
sobrevivir a las resacas aplastados
en la oscuridad del cuarto
cuando sólo quedaba lo peor.

Vuelvo a tratar con el fracaso,
a moldearlo con las manos
y a volcarlo en el do re mi
de los poemas, sin saber
muy bien dónde poner la línea
que separa realidad y poesía.

Derrama ese amor desvencijado
su ausencia sobre el resto
de las cosas de la vida,
las tardes, la cerveza,
el vuelo de los pájaros,
sobre todo los domingos,
terribles como monstruos
subterráneos que emergen
de la tierra al final de siete días.

Faltó el chispazo, el cobre,
la fuerza redentora que viniese
a torcer los hierros oxidados
de lo nuestro y colocar
todo en su sitio.

Hoy te extraño,
perdona la osadía.

martes, marzo 17, 2009

War on Drugs

Son una de las mayores atracciones turísticas de la zona y desprenden un fuerte sabor tradicional: los yonquis de la Glorieta de Embajadores. Siempre están ahí: algunos solos, junto al semáforo o apoyados en la farola, con un refresco en la mano comprado en el Día de la esquina, otros conversando animadamente en pequeños grupos de dos o tres yonquis, con un poco de suerte puede que haya alguno echándose una reconfortante siesta en el umbral de la sucursal cerrada del Banco Santander, después un duro día de narcosis, completando un curioso cuadro costumbrista. Los que no andan con la mirada perdida en nosequé entelequias opiáceas parecen alegres por la partida inminente, algo inquietos, eso sí, siempre atentos al flujo continuo de coches que las luces del semáforo va seccionando periódicamente. Esperan a las kundas o narcotaxis, esos coches particulares, probablemente propiedad de otros yonquis que aún no han perdido aún todos sus bienes materiales (véase familia, dientes, casa, coche), y que todavía son solventes a la hora de conducir el auto hasta las barriadas chabolistas donde se vende droga a granel en edificios semiabandonados o alrededor de bidones ardientes en la noche. Es lo que se ha venido a llamar el drama de la droga.

Los vecinos de la zona se manifiestan periódicamente cacerola en mano y el político de turno les hace caso momentáneamente, limpiando las calles una temporadita para calmar los ánimos y olvidándose después. Claro, porque ¿acaso es ilegal estar de pie en la calle esperando a un coche? Yo comprendo a los vecinos y comprendo los percances que deben ocasionar unas personas que se han dado en la vida a una pasión tan grande, con tal intensidad y romanticismo ciego como hacen los yonquis, pero habría que buscar alguna otra solución más efectiva.

Paso a menudo por la Glorieta, queda cerca de mi cueva, y pocas veces veo a los mismos politoxis. La tropa se va renovando y recorren toda la ronda de Atocha, ya sea haciendo trapis, caminando con prisa (están siempre tan atareados los toxicómanos…) o pinchándose al refugio del cajero de CajaMadrid que linda con Lavapiés. Además, como si de estratos geológicos se tratase, se ve la solera de cada uno, desde los más veteranos, ya bastante deteriorados, hasta los lozanos y muy jóvenes, niñatos recién llegados al mundo de la droga chunga. La otra tarde vi a una joven bien niña y bien guapa, de piel láctea e inmaculada, que probablemente fuera a embarcarse en uno de sus primeros viajes -en todos los sentidos de la palabra. Quién iba a decir que a estás alturas todavía iba a caer gente en el caballo, pero ya ven, hay gente para todo y las interioridades del alma humana son inescrutables.

Una cosa está clara: no hace falta leerse el Economist de la semana pasada para apreciar que la Guerra contra la Droga ha terminado. Perdieron los pardillos que pensaron que tal cosa se podía haber ganado. He aquí otro drama.

sábado, marzo 14, 2009

Lo hermoso de tener un blog longevo es releer lo que escribiste hace tres o cuatro años y no reconocerte. A toro pasado siempre parece todo más hermoso, y mira que las pasábamos canutas. Pero el tiempo no es justiciero, sino todo lo contrario, y las penalidades de ayer hoy nos parecen recuerdos muy bonitos. Como si de la sacrosanta Transición o El Golpe de Estado se tratará, hoy les invitó a un alucinante viaje al 2005:

- Una vez que comí marisco.
- Cómo deje mi adicción a la albóndigas
- Mis adorables vecinos (de entonces)
- Todos tus muertos
- Los empleados bancarios me escribían
- Así era la fiesta.

Les dejo tarea. Tengan en cuenta las coordenadas espaciotemporales. Se que es sucio tirar de la hemeroteca y no inventar, pero me parece tan entrañable... Otro día nos llamamos, quedamos y revivimos otros años. Pero ya te llamo yo.

Pondría todos los que hice aquel año. Lo que hacía antes molaba más.

lunes, marzo 09, 2009

Econopoesía

He aquí un nuevo experimento poético nunca visto en la República de las Letras: la Econopoesía. Poemas de un hipotético libro titulado, muy originalmente, La Crisis.

1

imagina una burbuja
esférica y perfecta
de superficie húmeda
y rosada
que no para de hincharse
brillante y orgullosa
cada vez luce más grande
y se hincha y se hincha
y se hipertrofia
como un cerdo cebado
hasta que un día explota

¡bang!
(estruendo)

-silencio-

cuando se disipó el humo
y el polvo se posó sobre las ruinas
y recuperamos el aliento
lo habíamos perdido todo
y el Euríbor seguía subiendo


2

yo de mayor quiero
comprar barato y vender caro
(como todos)

tener stress un puesto de trabajo
un hijo de los tres
al que no quiera una señora
un maletín un padre anciano
podrido de dinero
agonizando

ser un hombre
de nuestro tiempo

y luego
cuando llegue la Crisis
quitarme la corbata
llorar solo en el lavabo


3

si pudieran comerse los ladrillos
otro gallo cantaría

iríamos al campo
a mitad de los desiertos
a lugares protegidos en las costas
y hallaríamos ciudades enteras
en silencio abandonadas
deliciosas
y repletas de alimento


4

el econopoema sale por igual del corazón
del poeta como de la cuenta de resultados
de su empresa.

en tiempos de expansión el econopoema
es aburrido y lánguido y revolotea moribundo
hasta caer derrengado sobre el parquet
al lado del pie de un broker

pero en tiempos de Crisis el econopoema
revive reluciente y alza vuelo y toca el sol
y se queda con su brillo y llega hasta tu oreja
que esperas decaído en la cola del INEM

y más que hacerte sonreír
te deja aún más tieso

5

como un rodillo
aplastando un tubo de pomada
así paso la Crisis por encima de la empresa

salieron despedidos los obreros


6

todas
la hipotecas
son
basura

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Es sólo una muestra.

Pueden leer una entrevista con el autor a propósito de su último (y primer) libro, pinchando aquí.