jueves, diciembre 10, 2009

Puercoespín

Andrés me está contando que igual cogen el bar entre dos, que él no quiere todas las responsabilidades, yo me pregunto dónde estarás ahora, qué estarás haciendo y con quién, ¿otra caña?, yo sí, que sean dos, ah, y una de gambas, imagino tu cuerpo desnudo entre las sucias manos de otro, pongamos calvo y fornido, con algún tatuaje y barba de dos días, alguien que apareció en alguno de los últimos bares de la noche y te acogió inocentemente en su casa, tal y como yo hice una vez. Lo fundamental, dice Andrés, es hacerse con una clientela fiel, que venga cada noche, que se sienta identificada emocionalmente con el garito, claro, y tu espalda combada entre sus brazos, y tú gimiendo a cuatro patas, recuerdo cuando fuimos la última vez a la playa, tú jugabas con el hijo de Inés y Pablo, y yo apenas te hice caso aquel verano, me da cierta tristeza cada vez que pienso en ello, y dónde estás ahora, mientras Andrés me sigue hablando y gesticula con las manos y dice ‘responsabilidad’ y dice ‘miedo’; me imagino un televisor con la imagen partida en dos, y muerdo una gamba, y doy un trago, y me imagino que yo estoy a un lado de la imagen, en la barra, con Andrés que ahora me habla de una novela ‘deliciosa’, pensando en ti, y tú estás en la otra mitad de la pantalla, pero dónde, con quién, haciendo qué; una novela, dice Andrés, que no puedo dejar de leer, yo se la recomiendo a todo el mundo, pues habrá que leerla, acierto a decir para evitar que la conversación decaiga, para que Andrés siga hablando un rato más, mientras yo me digo: debería dejar de beber, o debería beber más, o tal vez debería irme a mi casa y meterme a oscuras en la cama, abrazar el sueño del Orfidal hasta mañana, pero ¿dónde estarás cuando amanezca ? tal vez no supe ver las cosas buenas. Un golpe del vaso vacío de Andrés sobre la barra me saca de la ensoñación, ¿qué, nos vamos a ir de copas?, sí, supongo, claro, digo, perdámonos en los callejones de la noche, tal vez debería asumir la situación, no, ya pago yo, pero es que hay un erizo detrás de mi esternón cada vez que te veo cogida a otro en mi cabeza, ciega, marchándote a su casa, desconectando el móvil, son trece euros diez, quédate la vuelta, pero es que hay un puercoespín girando dentro de mi vientre y no se cómo coño, vámonos, dice Andrés, lo tengo que matar.

14 comentarios:

. dijo...

Y lo pero es que si Andrés no está, va uno y lo echa de menos.

Belén dijo...

Mátalo...

Besicos

Eva B. dijo...

grande


soy capaz de ver al chico en la barra. no está para nadie. ríe a veces, responde cuando toca pero nada más. le veo. y tiene que matar a ese puercoespín, pero yo tampoco sé decir cómo

Raul dijo...

Qué grande.
Cuantas veces habré sido tú en este texto, tan ido y jodido, tan ajeno.

Anónimo dijo...

Muy bueno este, Txe
Paco

vaderetrocordero dijo...

Al menos el motivo del puercoespín es natural (que no racional). Cuando tienes una conversación como esa porque estás pensando en salir de allí a morirte a cielo descubierto y enchufarte un lexatín, querrías poder sentir algo tan saludable como los celos.

pcbcarp dijo...

Nada que hacer hasta que el bicho se muera por sí solo de aburrimiento. Mientras tanto, creo que sigue sin haber otro paliativo que los bares.

Anónimo dijo...

me gusta su blog. Y me gusta mucho, mucho este texto.Me gustan sus historias de asturias y me gustan sus historias de amor. Sin embargo, no me gustan nada los puercoespines. Y me parece que sabe usted de antidotos legales, y no tanto, contra bichos con pinchos mas de lo seria politicamente correcto admitir. Lo cual tambien me gusta.

Txe Peligro dijo...

jaja, gracias, un placer

giraluna dijo...

Puercoespín ha elegido un tipo de letra diferente...
tiene otro registro al del autor, es como la voz de la conciencia.

Txe Peligro dijo...

lo de la letra, la verdad, no lo entiendo. No creo, anyway, que teng aotro registro.

Aquí siempre andamos con lo mismo.

giraluna dijo...

pues como en todos los sitios, aquí y allí.
siempre se anda con lo mismo, poemo :P

Annalisa Marí dijo...

me pasó algo muy parecido el otro día en la clase de yoga y mientras rumiaba escribir sobre ello,te leí en esta entrada. entonces lo vi claro: es mi último post.
¡¡genial texto el tuyo!!

Txe Peligro dijo...

los chinos que me traje de asia, cuándo se cansarán, cuándo...